No existen hombres o mujeres “sin dignidad”, ni personas con más o menos dignidad. Todos tenemos la misma: inapreciable, es decir, no negociable, sin grados ni precios.
Porque sí. Podemos vivir de modo indigno: contrario a nuestra identidad, poniéndole un precio en función de las circunstancias.
EN UNO MISMO
Establemente: en la formación de nuestra personalidad o “modo de ser”, con la formación de hábitos y valores que la hagan visible y no la oscurezcan.
Puntualmente: en cada una de nuestras actuaciones: un solo acto puede mostrar u ocultar su valor con intensidad.
EN OTROS
En la forma que tenemos de tratar o de ver a los demás. en las maneras de organizar nuestra sociedad: aquellas que no pierden de vista y respetan y promueven ese valor, sin discriminaciones
injustas.
Un núcleo es la parte central, más importante e imprescindible, al que se le van agregando otros elementos para formar un todo. De esta manera resulta fácil comprender que la dignidad humana es el núcleo de los Derechos Humanos y está dentro del ser de cada persona desde el momento en que empezamos a existir. Es nuestro punto de partida pero también es el punto de llegada.
Fundamenta la libertad, la justicia y la paz en nuestra sociedad. Destruir este núcleo, nos deshumanizaría.
La dignidad es el núcleo de los Derechos Humanos. Sin dignidad, no somos iguales. No tenemos los mismos derechos.
Por eso es importante no olvidar que compartimos lo más importante. Y es igual en todos.
Los Derechos Humanos se concretan en el día a día de muchos modos.
Uno de los más actuales son los ODS, los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU. La dignidad de todas las personas tiene un papel fundamental por tanto también en los ODS.
¿UN MODO DE EMPEZAR?
A través de nuestros proyectos de voluntariado buscamos hacer visible, proteger y fomentar la dignidad de las personas en las circunstancias personales y sociales. ¿Nos ayudas?